Capítulo 6
Such venues of transit grow dearer than home.
John Updike
Un viejo camión maltrecho se detuvo en algún lugar en medio de la nada de Paraguay. Nada comenzaba a cinco kilómetros de la ciudad: infinitos campos verdes rodeaban la carretera hasta el horizonte. La alta y espesa hierba verde se balanceaba con las ráfagas de viento, haciendo que el paisaje pareciera un mar verde, fusionándose con el cielo en algún lugar, donde el aire se convertía en una neblina gris bajo el ardiente sol paraguayo.
El conductor moreno se puso a trabajar en las entrañas del vehículo, murmurando algo para sí mismo. El fuerte canto de los pájaros ahogó el flujo de quejas en guaraní y el ambiente se volvió acogedor, como en la infancia durante las excursiones familiares al pueblo vecino. Los músicos salieron del camión y se estiraron en la hierba, relajando sus piernas. Las novias los siguieron, y pronto una bandada de velos comenzó a revolotear, espantando a los pájaros y rompiendo el silencio de la nada paraguaya con sus chillidos juveniles.
Observando a las novias jugueteando, el violinista tomó su instrumento. Percibía a todo el mundo a su alrededor como música, y ese alboroto festivo en medio de la nada paraguaya le recordó a una polca paraguaya. El arco pasó por las cuerdas, ganando fuerza.